Semana Integrada: Principales Inmigrantes Evangélicos en Chile

Entrevista a Juan Sepúlveda, Director Desarrollo y Planificación institucional, SEPADE

Evangélicos en Chile: El desafío de la unidad en la diversidad

El establecimiento del Día Nacional de las Iglesias Evangélicas, celebrado por primera vez este 31 de Octubre, implica un reconocimiento del aporte del mundo evangélico a la sociedad chilena. Sin embargo, tal aporte parece haber sido poco visible, pues mucha gente piensa que las iglesias evangélicas han estado ajenas al acontecer nacional. Entrevistamos al pastor Juan Sepúlveda, Doctor en Teología, Director de Desarrollo y Planificación Institucional de SEPADE, para conversar sobre algunos hitos significativos de la presencia evangélica en Chile.

Pastor de la Misión “Iglesia Pentecostal”, iglesia fundadora de SEPADE, Juan Sepúlveda es uno de los funcionarios más antiguos de la institución. Por varios años ha compartido su trabajo en SEPADE con la docencia en la Comunidad Teológica Evangélica de Chile donde, entre otras materias, ha enseñado “Historia de las Iglesias en Chile”. Fruto de esa labor docente, publicó el año 1999 el libro De peregrinos a ciudadanos: Breve historia del cristianismo evangélico en Chile. En el contexto de la celebración del primer Día Nacional de las Iglesias Evangélicas, le preguntamos acerca de los hitos y aportes más significativos de la presencia del cristianismo evangélico en nuestro país.           - ¿Qué tan antigua es la presencia evangélica o protestante en Chile?           Diego Thomson, proveniente de Escocia, es considerado el pionero de la presencia evangélica en el país. Llegó en 1821, contratado por el gobierno de Bernardo O’Higgins para organizar escuelas populares, de acuerdo al método educacional del inglés Joseph Lancaster, que utilizaba el Nuevo Testamento como texto para enseñar a leer. Fue un misionero atípico, porque no intentó fundar iglesias evangélicas, sino promover la reforma del cristianismo ya presente en Chile mediante la difusión de las Escrituras. Aparte de su labor educativa y de difusión de la Biblia, Thomson estuvo involucrado en iniciativas para promover la inmigración europea. A pesar de que esos esfuerzos fracasaron debido a la resistencia conservadora, el caso de Thomson muestra a un evangélico bautista participando activamente en los asuntos públicos en los inicios de nuestra historia republicana.           - ¿Cómo llegaron las primeras iglesias evangélicas al país?           Las primeras iglesias evangélicas que comenzaron a desarrollarse en Chile durante el siglo XIX, tuvieron estrecha relación con la inmigración europea, tanto aquella que se dio en forma espontánea, como con la colonización alemana del sur de Chile, planificada desde el gobierno. Así por ejemplo, la Iglesia San Pablo, de Valparaíso, primer templo protestante inaugurado en Chile (1854), actualmente reconocido como monumento nacional, fue el resultado de la labor de capellanía anglicana al servicio de los ingleses residentes en la ciudad. Las primeras Congregaciones Alemanas, que a la larga darían origen a la presencia luterana en Chile, comenzaron a formarse desde 1863, tan pronto como los colonos alemanes ya estaban lo suficientemente asentados y en pleno desarrollo de sus iniciativas agrícolas o industriales. Pero el aporte de estas comunidades no se limitó a la atención pastoral de los inmigrantes. La Iglesia Anglicana desarrolló una importante labor misionera, educacional y social entre los mapuches. El Hospital Makewe, cerca de Temuco, en el que se trabaja codo a codo entre la medicina moderna y la medicina tradicional Mapuche, es una herencia de la “Misión Araucana” Anglicana, iniciada en 1895. Por su parte, la comunidad protestante alemana realizó importantes aportes a distintos ámbitos de la vida nacional, entre otros, al desarrollo y organización del sistema educacional. Quién organizó los contactos con Alemania para el envío de pastores para las primeras congregaciones evangélicas alemanas, fue al mismo tiempo fundador del Museo de Historia Natural (Rudolf Philippi).           - ¿Pero cuándo se inició la predicación en castellano, dirigida a los chilenos?           Para que pudiera iniciarse la predicación evangélica en castellano al servicio de los chilenos, fue necesario conquistar espacios para la libertad religiosa hasta entonces inexistentes en la sociedad chilena. Esto exigió un alto nivel de participación en el debate político por parte de los pioneros del cristianismo evangélico. En esta tarea se destacó el liderazgo indiscutible del misionero norteamericano David Trumbull, cuyo aporte fue muy importante, junto a líderes liberales y radicales, para la promulgación en 1865 de la Ley Interpretativa del Artículo V de la Constitución de 1833 (que permitía la celebración privada del culto no católico), y de las “leyes laicas” (Matrimonio Civil, cementerios laicos y Registro Civil, 1883-1884). Así mismo, su contribución fue muy importante para el desarrollo de la educación laica. En esa época, la participación evangélica iba claramente más allá de la defensa de intereses propios. Los evangélicos trataron de contribuir, en colaboración con determinados sectores políticos (liberales y radicales) y sociales (artesanos y obreros), al desarrollo de una sociedad más democrática y pluralista. Por ello, las publicaciones y revistas evangélicas dedicaban muchas páginas a temas de interés nacional. Antes de finalizar el siglo XIX, algunas personalidades evangélicas habían sido elegidas como representantes en el poder legislativo.           - ¿Dejó Trumbull alguna iglesia organizada?           En efecto, Trumbull organizó en Valparaíso una Iglesia Unida de habla inglesa (Unión Church), cuyo templo fue dedicado en 1856. Además, aunque él era congregacionalista, contribuyó a la fundación de la Iglesia Presbiteriana, cuya primera iglesia se organizó en Santiago en 1868. Trumbull también formó y ordenó en 1871 al primer pastor evangélico chileno, José Manuel Ibáñez. Un poco más tarde (1878) comenzó a desarrollar su trabajo en Chile la Iglesia Metodista, a partir del innovador método misionero de William Taylor. Y alrededor del cambio de siglo, se establecieron la Alianza Cristiana y Misionera, el Ejército de Salvación y la Convención Bautista.           - ¿En que momento aparece Juan Canut de Bon?           El español Juan Canut de Bon, quien había llegado a Chile como miembro laico (hermano) de los Jesuitas, entró en contacto con la predicación evangélica a través de la Iglesia Presbiteriana. Pero su fructífero ministerio lo desarrolló con la Iglesia Metodista entre 1890 y 1896, año de su muerte, contribuyendo a la fundación de las iglesias de La Serena, Coquimbo, Santiago, Concepción, Angol y Temuco. Pionero de la evangelización en los espacios públicos, con su apellido legó el sobrenombre más común dado en Chile a los evangélicos: “canutos”.           - ¿A qué se sectores sociales se dirigía principalmente la predicación evangélica?           En un comienzo, los esfuerzos misioneros evangélicos se orientaron principalmente hacia las emergentes clases medias y los sectores intelectuales, entre los cuáles crecía una tendencia anticlerical y secularista, como reacción al conservadurismo de la iglesia tradicional. Los misioneros evangélicos trataban de demostrar a esos sectores que la fe cristiana no era necesariamente incompatible con la libertad de pensamiento, el desarrollo de las ciencias y la tecnología, sino al contrario, ofrecía el mejor fundamento para progresar hacia una sociedad más libertaria, pero basada en sólidos principios éticos. Pero ya con la Iglesia Metodista y la figura destacada de Canut de Bon, comenzó el esfuerzo de alcanzar con el Evangelio a los sectores más pobres de la sociedad, que afectados con las carencias y limitadas condiciones de vida, estaban expuestos al alcoholismo, la inestabilidad familiar, y otras consecuencias sociales. No obstante, era precisamente en esos sectores donde la oposición a la predicación evangélica solía tornarse violenta, lo que hacía bastante difícil que la iglesia evangélica echara raíces en el mundo popular.           - ¿Es allí donde aparece en la escena el pentecostalismo?           Efectivamente, el avivamiento pentecostal comienza a principios del siglo XX en la Iglesia Metodista de Valparaíso, pastoreada por Willis Hoover, y desde allí se irradia hacia otras iglesias, principalmente las iglesias de Santiago. El rechazo del avivamiento por la Conferencia Metodista de 1910 produjo el cisma, y así nació la primera iglesia evangélica netamente chilena, tanto desde el punto de vista de los recursos como de su gobierno, la Iglesia Metodista Pentecostal. A partir de entonces el mundo evangélico comenzó a echar raíces rápidamente en el mundo de los pobres urbanos y rurales.           - Ahora, aunque las iglesias pentecostales han crecido en los sectores populares, no parecen haberse interesado mucho por los problemas de la sociedad, ¿es correcta esa impresión?           Es cierto que el mundo pentecostal ha sido frecuentemente caracterizado como ajeno a la sociedad. El sociólogo Christian Lalive d’Epinay, que estudió el pentecostalismo chileno a mediados de la década de 1960, habló de la “huelga social” de los pentecostales, y los describió como el “refugio de las masas”. Pero si uno analiza la historia del mundo popular durante el siglo XX, puede percibir que el pentecostalismo ha sido un actor protagónico en el contexto de las estrategias de los sectores más excluidos de la sociedad por construir, desde abajo, soportes que hagan viable una vida digna, a pesar de las injusticias sociales. Al mismo tiempo que el éxodo rural empujaba el crecimiento de las ciudades, y en ellas, de las diversas formas de asentamientos urbanos pobres y carentes de todo lo elemental para una vida digna, surgían comunidades pentecostales, donde las personas y familias eran inmediatamente acogidas como hermanos y hermanas, aportándoles un soporte espiritual para una vida personal y familiar ordenada y sostenible, en medio del caos y la incertidumbre de la marginalidad y exclusión social.           - Volviendo al presente, surge la pregunta acaso las iglesias evangélicas, cuya presencia ha sido reconocida con el establecimiento de su “Día Nacional”, ¿están capacitadas para hacer un aporte unido a los desafíos que enfrenta Chile a inicios del siglo XXI?           Lo que hemos mencionado de la historia deja en evidencia que el mundo evangélico chileno ha sido diverso desde su mismo origen o llegada al país, y esa diversidad siguió aumentando mediante cismas locales, o por la llegada de nuevas iglesias que, por limitaciones de tiempo, no podemos nombrar en forma exhaustiva. Esta fragmentación, que para algunos ha sido un elemento facilitador del crecimiento evangélico, para otros, entre quienes me cuento, ha limitado su aporte al desarrollo del país. Por ello, el mayor desafío que seguimos enfrentando, es el de aprender que es posible la unidad en la diversidad, y que nuestro testimonio de Cristo en la sociedad chilena será mucho más efectivo, en la medida en que aprendamos a actuar en forma concertada, unida, deponiendo los liderazgos particulares a favor de la acción común.