“Si confiesas que Jesús es el Señor y crees de todo corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado y con la boca se confiesa para salvación”
(Romanos 10)
Una fe cristiana genuina conlleva dos aspectos inseparables: creer de todo corazón y confesarlo verbalmente. Es importante que ambas expresiones surjan de forma libre y voluntaria. El Señor nunca te va a imponerte nada. Él respeta tu voluntad y valora la honestidad de tu corazón.
Deja que su Espíritu Santo actúe en ti y comprobarás que su amor y su paz transformarán tu vida; así su poder cambiará tu lamento en danza.
Oración sugerida:
Padre Celestial, guía mis pasos para ponerte en todo lo que me suceda, y así encontrarte en todo lo que me acontezca. Amén
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